lunes, 27 de diciembre de 2010

Al comunicar educación: Ni tanto fondo, ni tanta forma.


En medio de un mercado cada vez más turbulento en ofertas educativas de básica, primaria, secundaria, superior y postgrado, muchos directivos de la educación me hacen siempre la misma pregunta del millón ¿Cuál es la clave para la aceptación en el mercado del servicio educativo? ¿El fondo o la forma?

Comprendo la preocupación por ser aceptados, sin embargo no me canso de insistir en que un buen servicio educativo debe ser entendido de manera integral, como un diálogo consistente entre la forma y el fondo, ambos bien comunicados.

Resalto en esta entrada algunos errores frecuentes que cometen ciertas instituciones educativas al dar prioridad en su comunicación a uno de los dos aspectos por encima del otro.



Lo miran sólo desde las formas quienes...

Sólo piensan que con más ladrillo (construcción y obras físicas)pueden posicionarse y ser elegidos entre la oferta, aunque el servicio sea malo.

Quienes cambian el uniforme o los estándares de presentación del público interno o mixto sin preocuparse por el nivel de dicho talento humano(secretarias, porteros, auxiliares, pasando por alumnos e incluso profesores).

Quienes disfrutan colgando de las paredes los triunfos que muchas veces no se reflejan en aspectos distintos a una copa muy brillante, un diploma polvoriento o una estatuilla cuyo significado e implicación sólo conoce muy bien el rector de la institución.

Quienes disfrutan echando perfume a lo que huele mal en lugar de reemplazar esta práctica con una limpieza profunda de lo que está sucio o necesita renovación.¿Será que algunos rectores necesitan este "cambio extremo"

Lo miran sólo desde el fondo quienes...

Contratan docentes y directivos con excelentes hojas de vida, pero nadie se entera de esas calidades; o las mismas se opacan por la poca calidad humana de los institutores.

Quienes logran excelentes productos educativos por parte del personal docente, investigadores e incluso estudiantes en ejercicios de clase o ferias de la ciencia, pero nadie se entera, pues no hay medios para visibilizar estos esfuerzos.

Quienes tienen el más talentoso cuerpo administrativo y directivo, pero no le explican que su labor debe hacerse visible más en los patios, las aulas, los salones de profesores, las bibliotecas y laboratorios, con una sonrisa y dos orejas bien abiertas y no sólo dando órdenes o enviando e mails en sus oficinas.

Quienes tienen excelentes PEI (Proyectos Educativos Institucionales) pero nadie entre los públicos de interés podría definir en una palabra o dos o tres, o con alguna frase o idea, cómo se diferencia el PEI de mi colegio, universidad o guardería, del PEI que mi competencia si sabe comunicar muy bien.

Sólo son algunos de esos errores frecuentes que impiden marcar una gran diferencia en la promesa de mi servicio educativo, entendido de manera integral, sin que el excelso de fondo o forma se conviertan en un obstáculo para comunicar mejor mi oferta a los públicos y lograr levantar la mano y decir: AQUÍ ESTOY.

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